Tito, mejor conocido por todos como “el Memín” es un joven de veintiocho años, hijo de padres mexicanos nacido y criado en Álamo, Texas. En su infancia era más bien un niño tranquilo de buenos sentimientos y con mucha habilidad para el dibujo pero sus padre fue pandillero en su juventud y el mismo medio ambiente poco a poco le fueron desbaratando su personalidad natural mostrándole que la vida era violenta y solo sobrevivía el más fuerte. Más que una escena criminal de las muchas atrocidades que “El Memín” cometía con su pandilla, el cuadro nos muestra el retrato de un sociópata, un niño al que le fue despojada la verdadera esencia con el dolor del abandono y los trancazos físicos como emocionales; si hubiera arrepentimiento sincero de este individuo ¿sería merecedor de la absolución de Dios y de la humana?, pregunta realmente difícil de contestar, a pesar de todo Jesucristo en la cruz le dijo Dimas el Buen Ladrón “En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”.

Especialistas en temas religiosos coinciden en que ministros de culto han gozado de impunidad, de “un tipo de fuero religioso”, en los casos de abuso sexual y pederastia, pues las autoridades no los sancionan en el grado equivalente a las denuncias. El sacerdote que abusa de un niño o una niña es el mismo que bautiza, que casa a los novios, que perdona los pecados, que representa a Dios, que tiene un lugar importante en la comunidad. Justamente ese rol y la investidura sacerdotal es lo que asegura la impunidad y lo que permite ejercer tanto poder sobre las víctimas que, por miedo a que no les crean, no se animan a contar lo que les pasó y suelen guardar el secreto durante años. En esta obra perteneciente al díptico "El Vino y el Pan" retrato la imagen deformada y ofuscada que se percibe del clero, el título alude a un canto popular de la misa, expresando la familiaridad de elementos afables con los cuales muchos crecimos al ser educados bajo dogmas religiosos, y como pueden cegarnos o mermar nuestro juicio en situaciones que agreden de forma directa a la percepción que tenemos de la iglesia. Las veladuras e intervenciones de tonos y opacidades simulan un vidrio sucio como las botellas de vino viejo, y la humedad que produce hongos en el pan. Los sacerdotes portan mitras enormes y ostentosas con antifaces muy cargados siendo la parte que dejan ver ante los feligreses, en contraste también sostienen esculturas de acólitos para restar importancia a las victimas, siendo figuras inertes sin voz.

"Retrato de una generación" dialoga sobre el como se ve el joven mexicano, se podría decir que por nuestro rostro se nos define en seguida una personalidad, un humor, nuestras preferencia, etc. Pertenezco a esa juventud que sabe que estamos creciendo y que seguimos aprendiendo mientras lo hacemos, nos damos cuenta que la vida no es fácil, todas estas cuestiones fueron a mi cabeza para generar la imagen de una fiesta juvenil donde solo queda una chica, viendo como los colores de la televisión la consumen y como se pierde en su celular, para intentar olvidar el recuerdo de una mala noche

El concepto de aburrimiento, en el contexto de vacío en un aislamiento forzado

En las relaciones humanas, la distracción no siempre impide la conciencia del valor ni la retroalimentación mutua. Desviar la mirada también es parte de un eterno proceso vital de encuentros y desencuentros.

En esta etapa final aumente la carga de oleo para poder empastar ciertos detalles sin perder todo el trabajo previo , también le di algunas veladuras en el fondo de color azul ultramar para alejar un poco mas el plano

Este es el cuadro terminado y firmado, en torno a la obra giran muchos temas, desde la clase, el trabajo y la racialización, pero creo que el más importante es la reflexión en torno al arte, es decir, repensar las producciones visuales y trabajar también desde lo teórico, las implicaciones que tienen las representaciones artisticas, el arte como forma de conocimiento y la politización en el arte, además muy importante los cuestionamientos estéticos, el arte no solamente gira en torno a la belleza, sino que está determinado por las condiciones materiales que lo rodean, hay que sentarnos un momento y ver qué hace falta en la producción, hay que buscar nuevos valores allá afuera y validarlos, en el cuadro propongo eso, nuevas representaciones que no solamente giren en torno a cánones europeos, sino a la clase social y los grupos raciales a los que pertenecemos.

Se trata de un juego de diálogos entre las situaciones surrealistas que suceden al fondo del escenario, pero que sin embargo sólo pueden ser vistas por la imaginación humana.

¡Mi pieza concluida!