Gabriel Gómez Estrada
Vuela alto
Mención honorífica Acuarela
Dicen que cuando mueres y eres padre de un pintor, vienen a él muchos seres que destrozan el color, que desgarran todo el lienzo, asfixiando con su hedor. Dicen que cuando este hijo logra vencer al dolor, comienza en él un proceso que sólo lo hace un pintor. En el que usa pinceles, en el que usa tubos, de donde salen los óleos y al mismo tiempo su voz. Dicen que cuando falleces, hay alguien que te hace eterno, más allá de cualquier cielo, más allá de todo infierno. Dicen que cuando moriste te convertiste en un ser divino e infinito, dicen que él lo pudo ver. Y desde entonces tu hijo buscó la forma de hallarte y fue un óleo el que le dijo: "Acércate, puedo ayudarte." Y un grupo de pinceles aunados a una paleta le contaron de unos seres que se elevan a lo etéreo, lo que ahora tú ya eres, dejando atrás lo corpóreo. Y le dieron la receta para preparar el lienzo, para preparar el viaje y así llegar hasta allí, donde se encuentra el más grande, el Gran Eterno Pintor, de quien emana la sangre, que da origen al color. Dicen que te convertiste en lo que siempre quisiste y que emprendiste ese vuelo dejando atrás todo el llanto. Y que ahora eres feliz, inmortalmente feliz. Dicen que aún estás conmigo, esperando mi arribo. Si esto es verdad, ¡vuela alto!, que algún día estaré contigo. En memoria de Francisco Gómez González (1947-2012)